Lástima que su periódico no haya querido profundizar en qué hay de cierto en el rumor que corre entre los clientes expoliados, con relación a la posible cuota de inducción/participación de Emilio Botín - con la inefable ayuda de su entrañable amigo Rubalcaba- en la intervención político financiera de Afinsa y Fórum Filatélico.
La muerte de Emilio Botín o el funeral de un jefe de Estado
El abrupto adiós de Botín le ha
proporcionado la satisfacción de contemplar desde el más allá el
espectáculo inigualable de todo un país rendido a sus pies, una
auténtica y unánime explosión de jaboneo y pleitesía, una despedida con
honores de Jefe de Estado, exaltación del panegírico imposible de
explicar solo por la ruina económica de los medios y su dependencia de
los amos del dinero.
Jesús Cacho
Nos enteramos el miércoles. Abordado por los informadores en los
pasillos del Congreso, el presidente del Gobierno dijo que había tenido
una reunión con él “la semana pasada” y le había encontrado en muy buena
forma. “Ha sido un mazazo”. No es fácil ser recibido por el presidente,
y mucho menos si ese presidente es un Mariano Rajoy escondido tras la empalizada de Moncloa, pero Emilio Botín
no es, no era, cualquier cosa, que hablamos del dueño del mayor banco
privado del país y una de sus mayores fortunas, si no la mayor. Ver al
presidente del Gobierno de turno cuando se le antojaba era una de sus
prerrogativas. Imposible olvidar aquella fotografía, momentos estelares
de la humanidad, de Botín en camisa y tirantes dando clase en la propia
Moncloa a un estulto Zapatero que, también en camisa pero sin tirantes, le escuchaba embelesado. Señor de horca y cuchillo, “don Emilio” perdió la vida el martes por la noche
en su apartamento de la sede del Banco Santander (BS) en Boadilla,
Madrid (lo de la “bañera de agua caliente” en su casa de Somosaguas
parece una mentira piadosa instada por la familia), antes de que el
reloj diera las doce. El hombre obsesionado por la salud, el Fausto
dispuesto a pactar con el diablo un viaje de no retorno a las fuentes
de la eterna juventud, el hedonista que todos los años antes de la Junta
General viajaba a una clínica de Miami para someterse a un recauchutado
hasta el techo, ha terminado muriendo solo, como morimos todos,
“nacemos solos, vivimos solos, morimos solos” (Orson Welles).
También dice Welles que “tener un final feliz depende, por supuesto, de
donde quieras que acabe tu historia”. A Botín no le hubiera importado
llegar a los 100 años al frente del banco –los ejercicios diarios, los
cuidados físicos, el equipo médico pegado a los talones- si la parca no
le hubiera sorprendido cuando menos lo esperaba. El abrupto adiós, sin
embargo, le ha proporcionado la satisfacción de contemplar desde el más
allá el espectáculo inigualable de todo un país rendido a sus pies, una
auténtica explosión de jaboneo y pleitesía, una despedida con honores de
Jefe de Estado, páginas y páginas de la prensa plagadas de ditirambos
rumbosos, apoteosis del incienso, exaltación del panegírico imposible de
explicar solo por la ruina económica de los medios y su dependencia de
los amos del dinero, porque en la rendición de nuestra clase dirigente
ante un banquero cadáver hay algo más que la humana admiración que
produce el vil metal, más que esas miserias que Étienne de La Boétie
describió en su “Discurso de la servidumbre voluntaria”, más que el
simple pago de favores: lo que hay es la constatación de que nuestro establishment
está muy malito, España está muy enferma, esta es una sociedad
amortajada, rendida al becerro de oro, unánime en el elogio al poderoso y
de una atroz unanimidad a la hora de condenar con dureza a aquel que
osa desafiar al coro de plañideras. El abismo que separa a la España
oficial de la real es ya insalvable. Nunca una España con una fibra
moral tan débil.
No enterramos a un político excepcional capaz de haber sanado de una
vez las viejas heridas históricas patrias, ni a un científico de fama
mundial laureado con el Nobel. Al contrario que banqueros como Valls Taberner o Sánchez Asiaín,
Botín era un hombre sin el menor interés desde el punto de vista
intelectual. Un tipo con una gran inteligencia práctica, con un enorme
olfato para los negocios y con pocos o ningún escrúpulo. Nada que ver
con el banquero clásico: él era un financiero, mejor dicho un trader, incluso un gambler
(gloriosa operación la de Antonveneta, ejemplo del genio del personaje:
el Santander (BS) la compró en 2007 por 6.300 millones de dólares y dos
meses después se la colocó a Monte Dei Paschi di Siena en 9.000…! La
Justicia italiana aún sigue investigando) que apostaba sobre seguro,
contando siempre con la mejor información disponible en el mercado,
porque la información, el “soplo”, como la voluntad de los humanos, se
puede comprar. Fue sobre todo un hombre que entendió como pocos el ADN
de la famosa Transición española y la sustancia de la que estaba hecha
nuestra clase política, la cualidad delicuescente de su sistema de
valores, para llegar a la conclusión de que todo, en efecto, se podía
comprar, porque todo el mundo tiene un precio y la cuestión reside en
poner sobre la mesa la cifra adecuada.
El orgullo de la familia Corleone
Su gran salto adelante fue la compra del Banesto de Mario Conde intervenido por el Gobierno de González en 1993. Para poder quedarse con la presa, Botín se cameló a Alfredo Sáenz, vicepresidente del BBV, la competencia, que había sido mandatado por el FGD para gestionar el banco intervenido. Y Botín lo “compra”, literalmente se lo queda, le regala 1.000 millones de pesetas en acciones a cambio de que Sáenz le filtre la cifra mágica que había que ofertar para quedarse con la pieza. El episodio de la plica sin firma por la cual BS se adjudicó Banesto pasará a los anales de la historia como un atentado al Derecho Administrativo y una operación que hubiera llenado de orgullo a la familia Corleone. También como una muestra de la corrupción de las instituciones. El pobre Emilio Ybarra todavía debe andar preguntándose qué fue realmente lo que pasó. Poco después, Botín hizo consejero de BS al gobernador del Banco de España –durante los últimos 20 años, él y Sáenz han partido el bacalao allí a su antojo- Luis Ángel Rojo, el intelectual de izquierdas que tendría que haber invalidado aquella tropelía. Lo ficha y, como solía hacer con todos los ejecutivos importantes a los que estresaba con un nivel de exigencia insoportable –célebre el caso del consejero delegado que fue llamado a despacho en Santander un 24 de diciembre por la tarde-, lo hace de oro. Pura marca de la casa.
El segundo gran golpe fue la fusión de BS con Banco Central Hispano (BCH), en unos acuerdos cuyos términos ignoró después de haberse sacudido, generosas indemnizaciones mediante, las incómodas presencias de José María Amusátegui y Ángel Corcóstegui. A la operación llegaba Botín con un modelo agotado basado en la gestión de productos, que a su aversión al riesgo industrial unía una innata capacidad para quemar, exprimir, maltratar a la clientela, a la que, según se decía en el mercado “cobraba por respirar”. El Santander necesitaba dejar de ser una financiera de distribución de productos para pasar a ser un banco de clientes dispuesto a estar a las duras y a las maduras. El cántabro se quedó con el santo y la limosna, no sin antes enviar al Gobierno discretos mensajes asegurando que la participación real de la familia en BS era, es, muy superior al 1% oficialmente reconocido, lo cual facultaba a Emilio para disponer a su antojo y mandar al BSCH a mejor vida. Esa participación es uno de los misterios por resolver, como lo es el tamaño del banco fuera de Balance, ese “Santander B” sobre el que se vienen haciendo cábalas desde hace tiempo. La posterior venta de la cartera industrial del BCH permitió a Botín abordar la expansión internacional gracias a las plusvalías conseguidas. Es sin duda el mayor logro del cántabro: haber hecho del Santander el primer banco de la eurozona.
Pero es el en terreno de los comportamientos democráticos donde la figura del hombre más poderoso de España se resiente hasta convertirlo en uno de los españoles que más han contribuido al descrédito de nuestra democracia y a la consunción natural por corrupción del sistema político surgido tras la dictadura. Sería una exageración cargar en el debe del cántabro el desprestigio de nuestras instituciones, porque los responsables del desastre son muchos y muy notorios, empezando por la clase política, pero es una evidencia que él ha sido el español que con más cuajo, con mayor desparpajo las ha utilizado en beneficio propio como instancias de usar y tirar, sin importarle un bledo la opinión pública. “Me apodero de lo que codicio y siempre encuentro un corrupto que lo justifica en Derecho”, decía Federico II de Prusia. El interés por hacerse con el dinero negro que inundaba el mercado le llevó a sacar, a finales de los ochenta, un producto denominado cesiones de crédito de nuda propiedad. De atolladero, es decir, del banquillo, lo sacó María Teresa Fernandez de la Vega (entonces secretaria de Estado de Justicia), a costa de alumbrar una tal “doctrina Botín”, paradigma de Justicia a la carta para el poderoso, que acabó privando a la acción popular del derecho –expresamente reconocido por la Constitución- de sostener en solitario la acusación en un procedimiento penal.
Los 2.000 millones “olvidados” en Suiza
Este es el hombre –muy someramente retratado- al que la España oficial y sus monaguillos se han rendido en genuflexa manifestación colectiva de vasallaje, para certificar la crisis moral de un sistema que ha perdido el norte y también la vergüenza. Sic transit gloria mundi. Para un país como España es muy importante contar con grandes bancos y empresas, razón por la cual hay que desear éxito en la gestión a la nueva presidenta de la entidad, Ana Patricia Botín, enfrentada a una tarea de caballo que precisará de unos métodos, un estilo, mucho más cercano a las aspiraciones de regeneración democrática que tantos millones de españoles ansían. Perteneciente a otra generación, pocas dudas caben que las cosas empezaran pronto a cambiar en BS en línea con el respeto a la legalidad que cabe exigir al mayor conglomerado financiero del país. Más difícil lo tiene esa España oficial obligada a abordar los cambios democráticos que el país reclama. La España anquilosada y servil de hoy parece haber retrocedido siglos respecto a la España vital, ilusionada y libre de los años setenta. Los funerales por Botín han sonado a epitafio de esa España muerta más que enferma. Y lo harán ellos, de grado o por fuerza, o la hará ese populismo que tanto les asusta y aflige.
(Enlace a fuente)
El orgullo de la familia Corleone
Su gran salto adelante fue la compra del Banesto de Mario Conde intervenido por el Gobierno de González en 1993. Para poder quedarse con la presa, Botín se cameló a Alfredo Sáenz, vicepresidente del BBV, la competencia, que había sido mandatado por el FGD para gestionar el banco intervenido. Y Botín lo “compra”, literalmente se lo queda, le regala 1.000 millones de pesetas en acciones a cambio de que Sáenz le filtre la cifra mágica que había que ofertar para quedarse con la pieza. El episodio de la plica sin firma por la cual BS se adjudicó Banesto pasará a los anales de la historia como un atentado al Derecho Administrativo y una operación que hubiera llenado de orgullo a la familia Corleone. También como una muestra de la corrupción de las instituciones. El pobre Emilio Ybarra todavía debe andar preguntándose qué fue realmente lo que pasó. Poco después, Botín hizo consejero de BS al gobernador del Banco de España –durante los últimos 20 años, él y Sáenz han partido el bacalao allí a su antojo- Luis Ángel Rojo, el intelectual de izquierdas que tendría que haber invalidado aquella tropelía. Lo ficha y, como solía hacer con todos los ejecutivos importantes a los que estresaba con un nivel de exigencia insoportable –célebre el caso del consejero delegado que fue llamado a despacho en Santander un 24 de diciembre por la tarde-, lo hace de oro. Pura marca de la casa.
El segundo gran golpe fue la fusión de BS con Banco Central Hispano (BCH), en unos acuerdos cuyos términos ignoró después de haberse sacudido, generosas indemnizaciones mediante, las incómodas presencias de José María Amusátegui y Ángel Corcóstegui. A la operación llegaba Botín con un modelo agotado basado en la gestión de productos, que a su aversión al riesgo industrial unía una innata capacidad para quemar, exprimir, maltratar a la clientela, a la que, según se decía en el mercado “cobraba por respirar”. El Santander necesitaba dejar de ser una financiera de distribución de productos para pasar a ser un banco de clientes dispuesto a estar a las duras y a las maduras. El cántabro se quedó con el santo y la limosna, no sin antes enviar al Gobierno discretos mensajes asegurando que la participación real de la familia en BS era, es, muy superior al 1% oficialmente reconocido, lo cual facultaba a Emilio para disponer a su antojo y mandar al BSCH a mejor vida. Esa participación es uno de los misterios por resolver, como lo es el tamaño del banco fuera de Balance, ese “Santander B” sobre el que se vienen haciendo cábalas desde hace tiempo. La posterior venta de la cartera industrial del BCH permitió a Botín abordar la expansión internacional gracias a las plusvalías conseguidas. Es sin duda el mayor logro del cántabro: haber hecho del Santander el primer banco de la eurozona.
Pero es el en terreno de los comportamientos democráticos donde la figura del hombre más poderoso de España se resiente hasta convertirlo en uno de los españoles que más han contribuido al descrédito de nuestra democracia y a la consunción natural por corrupción del sistema político surgido tras la dictadura. Sería una exageración cargar en el debe del cántabro el desprestigio de nuestras instituciones, porque los responsables del desastre son muchos y muy notorios, empezando por la clase política, pero es una evidencia que él ha sido el español que con más cuajo, con mayor desparpajo las ha utilizado en beneficio propio como instancias de usar y tirar, sin importarle un bledo la opinión pública. “Me apodero de lo que codicio y siempre encuentro un corrupto que lo justifica en Derecho”, decía Federico II de Prusia. El interés por hacerse con el dinero negro que inundaba el mercado le llevó a sacar, a finales de los ochenta, un producto denominado cesiones de crédito de nuda propiedad. De atolladero, es decir, del banquillo, lo sacó María Teresa Fernandez de la Vega (entonces secretaria de Estado de Justicia), a costa de alumbrar una tal “doctrina Botín”, paradigma de Justicia a la carta para el poderoso, que acabó privando a la acción popular del derecho –expresamente reconocido por la Constitución- de sostener en solitario la acusación en un procedimiento penal.
Los 2.000 millones “olvidados” en Suiza
Zapatero le permitió regularizar los 2.000 millones de Suiza sin que cupiera investigación adicional, que no se trata de incomodar al banquero que condona los créditos que nos concede y que nunca devolvemosMás escandaloso aún, el episodio reciente de los 2.000 millones (unos 332.000 millones de pesetas) que los hermanos Emilio y Jaime Botín habían olvidado tener en Suiza sin declarar a Hacienda, producto también de una herencia paterna como en el episodio, calcado, que ahora aflige al ex presidente catalán Jordi Pujol, pero que en este caso el Gobierno Zapatero, con Elena Salgado como ministra de Hacienda, permitió regularizar mediante el pago de 200 millones al Fisco, sin que cupiera investigación adicional alguna, que no se trata de incomodar al banquero que tan generosamente condona los créditos que nos concede y que nunca devolvemos. La mentalidad y filosofía del personaje queda resumida en una anécdota que bien merece pasar a categoría. Cuando, en una reciente Junta General, un accionista tomó la palabra para instar el cese del consejero delegado, el citado Sáenz, por estar condenado en sentencia firme del Supremo, el presidente Botín toma el micrófono y alto y claro responde que “no le ceso porque no ha causado perjuicio alguno al banco ni a ninguna de sus empresas”. A tomar vientos. Sáenz, después amnistiado por el inevitable Zapatero, solamente se había pasado por el forro el Código Penal, al meter en la cárcel a unos clientes que se habían resistido a devolver unos créditos durante su paso por Banca Catalana.
Este es el hombre –muy someramente retratado- al que la España oficial y sus monaguillos se han rendido en genuflexa manifestación colectiva de vasallaje, para certificar la crisis moral de un sistema que ha perdido el norte y también la vergüenza. Sic transit gloria mundi. Para un país como España es muy importante contar con grandes bancos y empresas, razón por la cual hay que desear éxito en la gestión a la nueva presidenta de la entidad, Ana Patricia Botín, enfrentada a una tarea de caballo que precisará de unos métodos, un estilo, mucho más cercano a las aspiraciones de regeneración democrática que tantos millones de españoles ansían. Perteneciente a otra generación, pocas dudas caben que las cosas empezaran pronto a cambiar en BS en línea con el respeto a la legalidad que cabe exigir al mayor conglomerado financiero del país. Más difícil lo tiene esa España oficial obligada a abordar los cambios democráticos que el país reclama. La España anquilosada y servil de hoy parece haber retrocedido siglos respecto a la España vital, ilusionada y libre de los años setenta. Los funerales por Botín han sonado a epitafio de esa España muerta más que enferma. Y lo harán ellos, de grado o por fuerza, o la hará ese populismo que tanto les asusta y aflige.
JR.-Mágnífico articulo en abc de Sevilla, Sr Moreno pero por favor amplienos un poco más sobre estos poderosos que con la ayuda del PODER POLÍTICO nos han chupado hasta la última gota de nuestra sangre,sin tirar un solo tiro ni bomba alguna llevan en sus espaldas la muerte anticipada de más de 60.000 ciudadanos de España y simpre la llevarán ,aunque presiento que este caso de Fórum y Afinsa dejará a cada cual en su sitio y quien sabe si no se tendrán que sentar en el banquillo personajes como Zapatero,Rubalcaba y la inefable Elena Salgado,Miguel Sebastián entre otros,por favor se lo pido amplienos más cosas,deduzco que usted tiene mucha más información sobre este caso.Mil gracias y un saludo muy fuerte desde LA RIOJA.
ResponderEliminarJR.-Mila en primer lugar bienvenida y como siempre estás en tu sitio(como digo yo a la espera de la Paloma) Mágnífico articulo del Sr Moreno en abc de Sevilla,pero le pido que por favor amplienos un poco más sobre estos poderosos que con la ayuda del PODER POLÍTICO nos han chupado hasta la última gota de nuestra sangre,sin tirar un solo tiro ni bomba alguna y que llevan en sus espaldas la muerte anticipada de más de 60.000 ciudadanos de España y simpre la llevarán ,aunque presiento que este caso de Fórum y Afinsa dejará a cada cual en su sitio y quien sabe si no se tendrán que sentar en el banquillo personajes como Zapatero,Rubalcaba y la inefable Elena Salgado,Miguel Sebastián,los Fiscales(Fiscal del Estado y Luzón y Pavía ,jueces Pedraz,Grande Marlaska,Garzón y el Sr Ruthz)aparte de la redactora del informe la Sra Maritere,es decir Mª TERESA YABAR SRTERLING,entre otros,por favor se lo pido amplienos más cosas,deduzco que usted tiene mucha más información sobre este caso.Mil gracias y un saludo muy fuerte desde LA RIOJA.
ResponderEliminarJR,-Mila como se nota el descanso veraniego,has venido con una mochila cargada de pilas,mágnífico el comentario que te as cascado y la fotografía de dos que planearon todo este galimatías puesto que ya sabemos que existen otros en la trastienda ,enhorabuena y feliz regreso,desde La Rioja un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarSI ESTE SEÑOR SIEMPRE HA SIDO AFIN AL PP, NO OS ENTIENDO, BUENO, SI. Que lastima
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